Las empresas también se infartan

Hay siete factores que son las causas de los infartos de miocardio o ictus, las dos principales de muerte en el 75% de los casos. De estos siete factores, dos son mecánicos (la presión arterial alta y la obesidad), dos químicos (el colesterol elevado y la diabetes) y finalmente tres de conducta (el tabaquismo, la ausencia de ejercicio y los malos hábitos alimenticios)”.

Valentín Fuster

Haber vivido la experiencia reciente que he vivido me hace estar alerta. Leo todo lo que cae en mis manos y lo medito. Busco paralelismos en cualquier ámbito de nuestra vida. Tomando como punto de partida lo dicho por Valentín Fuster y añadiendo algo de lo aprendido durante estos últimos meses en el Servicio de Rehabilitación Cardiaca del Hospital General de Navarra, a continuación, os hablaré de los diez factores de riesgo agrupados en cuatro bloques: de tipo mecánico, químico, derivados de malos hábitos y psicológicos, siempre aplicados al mundo de las organizaciones empresariales.

1.- MECÁNICOS

Hipertensión: Rigidez de las “tuberías” que provocan una mayor presión. En el mundo empresarial podría venir representado por varias situaciones; a modo de ejemplo, la tensión que provoca una cultura “veterana” que no quiere cambiar o la que genera una mala tesorería (cobros y pagos descompensados). Como en el caso de los seres humanos, también en la empresa el control periódico se hace imprescindible. En el segundo, una mala relación con las entidades de crédito puede ser letal.

Obesidad: Sobre estructura.  Personas e inmovilizado del tipo que sea: instalaciones, mobiliario, vehículos de empresa… Los espacios vacíos tienden a llenarse de personas y de cosas al margen de su utilidad práctica. El coste se hace pesado y difícilmente llevadero.

2.- QUÍMICOS

Diabetes: La ingesta abusiva de azúcares (proveedores inadecuados) activa la producción de insulina dañando el páncreas o lo que es lo mismo, activando la posventa y disparando los costes de mantenimientos que obligan a recurrir a las “garantías comerciales” que actúan como los radicales libres generando una enfermedad crónica de difícil solución (mala imagen) que oxida, acelerando el envejecimiento de la organización. Este, ya se sabe, es la antesala de la muerte.

Colesterol: Un nivel adecuado es necesario por no decir imprescindible para el funcionamiento de cualquier organismo. Cuando es muy elevado, se acumula en el interior de las arterias y sube la presión arterial pudiendo llegar a generar un tapón. Los stocks bien podrían representar este factor. 

3.- HÁBITOS

Malos hábitos alimenticios: Proveedores con “mucha glucosa” que disparan la inflamación. También una gama de productos mal combinada puede hacerlo. No se puede ofrecer un servicio/producto top comprando materias primas deficientes (ultra procesados). Las inflamaciones crónicas acaban en fatiga organizacional, depresión y ansiedad.

Sedentarismo: Propicia la obesidad. Acaba con el “músculo”. Se pierde mucho más por dejar de usarlo que por cumplir años. Supone una pérdida de la realidad como consecuencia de no pisar terreno (visitar). Lo digital no puede eliminar el contacto. Este siempre se ha dicho que “hace el cariño”. Escribir WhatsApp o enviar emails en vez de llamar por teléfono es otro síntoma de sedentarismo. Dejar de aprender y acomodarse en lo que ya se sabe, también.

Tabaquismo: Vicios como visitar solo a aquellas empresas y personas con las que me siento más cómodo (a sabiendas de que son poco rentables). No realizar cierres mensuales o aceptar regalos que “obligan”.

4.- PSICOLÓGICOS: ESTRÉS

Sueño y descanso: Tienen un efecto reparador. Curiosamente el no respetar el sueño afecta a la producción de insulina y puede dar lugar a alteraciones glucémicas modificando incluso el ritmo circadiano. Las organizaciones que no descansan muestran un mal tono vital y sus empleados están tristes y ojerosos (en el mejor de los casos).

Preocupaciones: Dañan el ADN, dificultan su reparación y desregulan el sistema inmunitario afectando a todo lo dicho anteriormente. De nuevo, la consecuencia es el envejecimiento, en este caso el organizacional.

El optimismo, tanto individual como organizacional, no solo aporta mejores experiencias, sino que además hace que tanto los unos como los otros vivan más. Así se generan las hormonas de la felicidad: serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina, que actúan como la mejor medicina.

Soledad: Es causa de una gran infelicidad. Las empresas como las personas necesitan mantener adecuadas relaciones con su entorno. Aprender de los/las demás.

1 Comentario

  1. Bill Gilmore

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Sobre el autor

Ángel García-Muñoz Rodrigo es Executive MBA por EADA, Licenciado en Gestión Comercial y Marketing por ESIC y Graduado en Programación de Gestión por la Universidad Pontificia de Comillas, ICADE.
Ha desarrollado su carrera profesional como directivo en diversas multinacionales y es el promotor de la primera Central de Compras y Servicios europea del sector de manejo de materiales «Ática Redex S.L.», además de «DBK Proyectos S.L.», «ACR S.L.» y «Mundi Agri Ibérica S.L.»

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